Vinos de Valencia
Las principales variedades autóctonas son la uva Monastrell, Tintorera, Forcallà, Tempranillo, Garnacha, Verdil, Merseguera, Malvasía y Moscatel de Alejandría.
Los aromáticos vinos de Valencia son un espectáculo para los sentidos que expresan la tradición, cultura y carácter de nuestras variedades autóctonas con los matices que aportan atractivas variedades internacionales como la Syrah, Cabernet Sauvignon, Merlot, Petit Verdot, Chardonnay, Viognier o Sémillon Blanc, que ofrecen coloraciones intensas y un bajo grado de acidez.
Como Mestres del Sabor en el ámbito cooperativo destacan dos zonas vitivinícolas. La zona de Terres dels Alforins que conforman los términos de La Font de la Figuera, Fontanars dels Alforins y Moixent. La llamada Toscana valenciana, es una zona donde el cultivo de la vid es toda una proeza, con suelos calcáreos y pobres donde el 90% de la producción es de secano estricto. Y el término municipal de Turís, que con una elevación de unos 270 metros sobre el nivel del mar baña los viñedos con la brisa del Mediterráneo, con el castillo de Turís, llamado comúnmente “El Castellet”, como vigía de cada cosecha.
en el campo
El cultivo es tradicional y en buena medida artesanal. En las plantaciones, encontramos las viñas más viejas “a vaso” al tratarse de parcelas pequeñas, trabajadas de forma manual en las que prima la calidad de la uva y las más nuevas “en espaldera” que permite una mayor mecanización de procesos, mayor sanidad tanto en la uva como en la viña por las condiciones de ventilación e insolación y, por tanto, mayor calidad final en el vino.
cultura del sabor
Las bodegas cooperativas que producen los vinos de Valencia están totalmente equipadas a nivel tecnológico para garantizar elaboraciones de excelente calidad con las máximas garantías de higiene y seguridad del vino, siempre conservando la magia de las tradicionales naves de crianza que acunan dormitando tranquilas a miles de barricas.
Un proceso singular es el de la elaboración de la mistela moscatel en Turís que requiere de una corta maceración en frio de la uva para extraer los aromas contenidos en la piel y potenciar, si cabe más, la componente aromática del vino de licor. Después se produce una segunda maceración de varias semanas del mosto integral obtenido con alcohol de vino, con el fin de integrar ambos componentes.