Uno de los secretos del dulzor y suavidad del tomate de El Perelló es que se cultiva en terreno arenoso, salino y lleno de minerales, un ecosistema único que se da en el Parque Natural de la Albufera de Valencia. Las explotaciones se caracterizan por su carácter familiar y minifundista y dan como fruto, un cultivo artesano, natural y respetuoso con el entorno y su biodiversiad, que cuida y mima el producto en todo su ciclo productivo.