Cerezas de la Montaña de Alicante
Las Cerezas de la Montaña de Alicante son las cerezas más dulces, aromáticas y tempranas que podemos encontrar en nuestro país con una paleta de color que va del rojo carmín a rojo vivo.
El cultivo de las cerezas, introducido en nuestro territorio por la cultura romana y perfeccionado por nuestra herencia árabe, ha llegado a la actualidad conservando su esencia y carácter artesanal. Desde 1991 el sello de calidad “Cerezas de la Montaña de Alicante” identifica una Indicación Geográfica Protegida (IGP) de la que forman parte 8 cooperativas con 343 socios y socias y una superficie de cultivo de más de 1000 hectáreas.
Esta fruta nace en una de las áreas más mágicas y singulares del norte de la provincia de Alicante donde los protagonistas son los relieves montañosos jalonados por valles y castillos que atesoran los últimos susurros de Al- Azraq. Los cerezos crecen en un microclima mediterráneo templado, de elevada pluviometría, con temperaturas frías en invierno y templadas en primavera y suelos calizos que hacen a estas cerezas mucho más dulces y aromáticas que en otras geografías.
en el campo
El cultivo de la cereza se realiza en parcelas pequeñas, gran parte de ellas con abancalamiento de terraza. Las principales variedades de cultivo son «Burlat», «Tilagua», «Planera», «Picota», «Starking», «Corazón de Pichón» y «Ambrunesa». El método de cultivo es artesanal y sostenible, respetando el ciclo natural del árbol y del entorno. La recolección se realiza a mano y con todo el mimo cuando el fruto alcanza su punto óptimo de maduración que garantiza la máxima calidad.
cultura del sabor
La excepcional calidad de las Cerezas de la Montaña de Alicante está garantizada doblemente tanto por el cumplimiento de los estándares sanitarios como por los estrictos valores que establece la IGP para preservar sus propiedades y sabor únicos. Viajar a la Montaña de Alicante, especialmente a finales de mayo, principios de junio nos permite disfrutar, también, de otros productos derivados de esta fruta de hueso como mermeladas o licores que tienen su punto de encuentro en la tradicional “Fira de la Cirera” llena de actividades, rutas gastronómicas, agroexperiencias y pequeños mercados.